Reemplaza la sal por limón, hierbas y especias para saborizar.
El sodio es el encargado de controlar los niveles de agua en el cuerpo, de forma que, si consumimos mucho, hace que se elimine menos líquido a nivel renal y este líquido se puede acumular en diferentes zonas.
Un adulto necesita 400 mg de sal en total para poder estar equilibrado. Por lo tanto, el exceso de sodio en nuestra alimentación (no sólo la sal que le echas a la comida, sino también la que está incluida en ella) aumenta la presión arterial, al incrementar el volumen sanguíneo.